domingo, 8 de noviembre de 2015

Alborótame

Alborótame los sueños
péinalos y despéinalos a tu antojo
reinvéntame entre tus locuras
memorízame entre tus laberintos
y sin miedo a perder...
sumérgete en mis mares
en mis aguas profundas y fecundas
verás cómo el sol todavía las provoca
y los corales reinventan orgasmos de color
Alborótame  los miedos
descúbreme sin defensa alguna
esculpe mi rostro en tu cantera
revélate en todos mis espejos
hazme saber que estás aquí conmigo
a merced de la furia de  las olas
y del deseo prohibido
que funda éste nosotros

domingo, 18 de octubre de 2015

El día perfecto

El día perfecto para morir podría ser cualquiera
podría ser un día con sol, de esos en que las sombras casi no quieren acompañarlo a uno
y el calor es tan oportuno para irse aclimatando con el infierno.
Podría ser un día nublado, con nubes inquietas cargadas de angustia
urgidas por desplomarse sobre la acera
como ráfagas de agua metálica quemando la piel al contacto y ahogando citas sin compasión
Quizá el día perfecto sea cuando estés cerca
pero las miradas no  se crucen por culpa del semáforo
o cuando estés lejos y tu mente
conmigo no pueda distraerse
y tu risa sea un eco ajeno, perdido en el paisaje
cuando olvidarnos sea la única huella de lo que un día fue
Matamos lo que amamos dijo Rosario, y si...
Quizá el día perfecto para morir sea cuando nos percatemos que lo que se amó
estuvo siempre ahí parado en nuestra puerta
la que cerramos en un enojo y con orgullo
sin mirar hacia atrás y de un solo golpe
en nuestras narices.

domingo, 13 de septiembre de 2015

El pájaro canta

Por favor no digas nada
acurrúcate a mi lado y respira
El canto del pájaro de la vida anuncia la madrugada
No siempre conocer a alguien significa tener sobre ella cierta ventaja
A veces conocerla sólo da la certeza de que te tocará perder
pero bien vale perder por escuchar su canto
En su canto se anuncia solo
Se le oye cerca
casi en la ventana
pero está lejos.
No canta para tí
ni para nadie
El pájaro canta para el árbol
y para sí
para la nube
para el aire que lo trajo
y volverá a llevárselo lejos
El pájaro canta
No respires
no intentes retenerlo
que no sepa que lo oyes
o que lo sepa sin que te muevas
sin que esperes que cante o vuele para ti
Canta el  pájaro en la ventana
sueña, vuela, disfruta de su canto.
El mundo es su nido y la ventana
tan sólo una estación

viernes, 28 de agosto de 2015

Propuestas para un mañana que llega tarde

Podría decirte que me mires
             estoy cerca
tus ojos delinean la frontera

Podrías saber lo que digo y abrazarme
reconocerme adentro.
No necesitan mis labios murmurar
-Estoy aquí-

Sería fácil
          o casi fácil
                    tocarte
                               pero no

En la vida llega el tiempo
de no ser aunque se sea
de no arrugar el papel
aunque se rompa

sábado, 1 de agosto de 2015

Urgencias de madrugada

Déjame encender la veladora
para que queme tu recuerdo
poner encima de tu almohada
el cenicero lleno
la botella de whisky
déjame escribir a las tres de la mañana
cuando no encuentro tu rastro
y puedo confundir el espacio
que dejaste para mi
Déjame pensar, dudar
tronarme cada uno de los dedos
que me duelen poco, muy poco,
mucho menos que tú.
Déjame contaminar el aire
escribir como autómata
cerrar los ojos
ver el reloj
no buscar respuestas debajo de la cama
dejar de sonreir.
Déjame chocar con todo el universo
romper los cristales
desgarrar el cesped
desgranar las horas
arrancarme las uñas.
Déjame hacer todo
hasta que no quede nada 
en esta madrugada
nada tuyo por supuesto
pero sobre todo
que  no quede nada
ni la sombra

de lo que algún día fui.

domingo, 28 de junio de 2015

¿Qué se hace?

Qué se hace con el cariño que se derrama
con la fe con olas en marea alta
con tanta historia rellenando lunas
con la memoria que no agoniza
y con las cartas que no se mandan.
Qué se hace con las manos llenas
con este imposible abrazar nada
cuando se escucha sangre en las venas
sin represas para calmarla
Qué se hace con mariposas de alas pegadas
esperando en línea para volar
qué se hace con el amor sin puerto
sin ciudad, sin templo
sin mirador, hotel, calle
para vibrar
Qué se hace cuando se oculta el sol
y no se ve la luna por la ventana
Qué se hace cuando -la próxima vez-
es una aguja rota en el reloj
Qué se hace
dónde se pone
dónde descansa
dónde se guarda
todo el amor.
                           Alicia Salum

sábado, 20 de junio de 2015

Crónica de una espera

Uno, aún no siento nada. La última vez que la vi era una estrella de mar. Ha sido quizá una imagen fugaz pero no he podido olvidarla.  Dicen que falta todavía para que llegue pero yo no les creo porque es lo único en lo que pienso últimamente.

Dos. La primera vez que supe de su llegada  fue también extraño, primero lo supiste tú, yo todavía no me daba cuenta del néctar impropio y delator que acariciabas entre tus manos.  Me soltaste en el primer instante, me miraste con tus ojos verdes de manera tan profunda que alcancé a llorar. Entonces lo supe: Ni una palabra entre los dos, sólo un abrazo y ese silencio inmenso.  Poco a poco se oía la lluvia de la calle y luego el motor del auto. En la radio, la canción parecía el fondo perfecto para la ocasión "Va a nevar en Haití y hay bajo cero en Puerto Rico, no salga usted de ahí..." lo cierto es que no queríamos salir pero tampoco quedarnos, así que nos fuimos,  seguíamos en silencio y llorando. Tantos meses desde entonces,  ahorita lo que único que quiero es ir al baño.

Tres. Mis amigas se han ido ya, hace rato que prometían visitarme y al fin lo hicieron. Se les hizo de noche y no te vieron aunque realmente llegaste temprano. ¿Qué haremos si son las doce de la noche? Yo quería ir al cine ¿Recuerdas? Pero llegaste cansado y ahora sólo se me ocurre hacer el amor... "¿Estás loca?" Me dirías, y es tan cierto, yo con esta sensación prohibida de hacerte el amor y tan sólo puedo ir al baño ¿te despertaré? No lo creo, realmente te vi muy cansado.

Cuatro. Sigo esperando. Dormiré, quizá así se me olvide este dolor difuso, tenue y permanente que mi cuerpo poco a poco va notando. Dicen que aún está lejos para que llegue, pero creo que no. Pensar en su llegada me invade toda. Creo que tengo un poco más de temor que de ansiedad. ¿Hacer el amor? No, ya no. Con razón dicen que el placer del orgasmo, el cólico menstrual y el dolor de parto es una misma sensación que sólo cambia de intensidad.

Cinco. ¿Nos vamos? Esta comezón de tantos días me está matando. Ningún dolor en el cuerpo me desespera tanto como esta comezón, sentir que la piel no soporta ninguna especie de antifaz. Ahí viene, debemos irnos ya, una llamada antes de salir. Una llamada antes, para que llegue.

Seis. El auto, otra vez,  como aquella primera tarde en que avisó de su llegada,  también hoy está lloviendo pero es de noche, apenas las dos de la madrugada y no hay nadie. Y otra vez, así como cuando supe por primera vez de su llegada, no me apuran  tampoco ahora las preguntas, bienvenidas cada una de ellas, pues son  las respuestas que van surgiendo lo más fuerte, lo definitivo, lo que confirma que ya  no hay marcha atrás. Ahí viene otra vez, el reloj está en tu mano, necesito respirar  lenta y profundamente, como un suspiro largo con el que hable el cuerpo y diga y transmita que estoy en paz.

Siete, si. Siete dicen que tengo de dilatación, que por poco no llego, ni alcanzan a avisarle a nadie. ¿Que me siente? No. No quiero. Esta ansiedad solo se calma caminando. No quiero silla de ruedas, ni acostarme. Tampoco quiero que bromees, ni se te ocurra, porque si lo haces en este momento seguro te voy a insultar y ya sé que no te gusta que diga "come-mierda", por favor no vayas a bromear.
Ahí viene ese dolor ahora ya tan conocido, cinco minutos entre uno y otro y viene e invade y viene otra vez. "Cuidado señorita enfermera, cuidado usted también, como rompa alguna marca fresca de la varicela, la olvidará su dios".

Ocho. Todo está listo. Se me fija esa última imagen suya de estrellita marinera. La carita sonriente con que la imagino todavía me confunde. La vi así, por última vez antes de que viniera, a través de un sueño después de enterarme que a dos semanas de su nacimiento fui contagiada de varicela en la sala de espera del Seguro Social. Entonces la vi, mientras dormía, llena de brotecitos, todita granulada, flotando en el líquido amniótico como lo hace una estrella marina en el fondo del mar. Quizá lo único que quiero es que esa estrella tenga capacidad para regenerarse.

Nueve. Insisten con acostarme, que porque ya es hora y tengo nueve de dilatación. Pero ¿Cómo llegué a nueve si apenas hace quince minutos tenía siete?  Alistan la inyección que va directo a mi columna, el dolor de las contracciones es muy intenso pero tolerable. Los doctores discuten si me ponen poca anestesia que porque aguanto sin quejarme, o  si me ponen más.  De pronto se oye -"Ya viene, ya viene"- de la doctora y el pediatra aún no se asoma a la sala de expulsión.

Diez. "Puja" me dicen. Yo pujo una, dos, tres y un  "ya nació" se escucha de tu voz. En ese momento llega un pediatra y la recibe.  Es otro, no el mío, todo fue tan rápido que el que yo había invitado nunca llegó, no escuchó su beeper, dijo más tarde. Entonces la vi, le revisé la carita, los brazos y las piernas y vi que no, que no era una estrella sino una niña pequeña,  completa y sin varicela, me sumerjo en la más hermosa sensación.

Nació y con ella llegaron todos los miedos pero también las respuestas  como esa de si existe el amor incondicional.  Con su llegada, con su cuerpecito en mi pecho, supe que si, que si existe. Que no hay nada, que esa pequeñita y narizona niña pudiera llegar a hacer que me obligue a dejar de quererla. No importaría incluso que realmente hubiera nacido granulada, varicelienta, estrellita de mar.  El amor llegó y ésta vez llegó para siempre,  para decirme,  saberme,  sentirme,  eso que no me explico aún pero que me gusta a pesar de todo lo inexperta e imperfecta  que sigo siendo.  Llegó para sentirme, saberme, decirme,  mamá.



Una pequeña estrella asomando la cabeza a este mundo por primera vez.
Yo no lo sabía entonces pero pasaría de ser una estrella de mar a una pequeña hada.

martes, 19 de mayo de 2015

Daltónica - visitante

Las visitas no siempre llegan en persona. Los regalos no siempre traen un moño azul. Las visitas que llegan a Poesía siempre vienen cargadas de sorpresas y claro, cómo no,  si llegan a Poesía, la poesía no puede faltar, como hoy, que a propósito de la publicación de mi último post  homenaje a Roque Dalton, una de mis más grandes amigas de la vida y del mundo, me mandó un poema canción exquisito escrito para Roque por Daniel Viglietti.

Así, mi amiga que me hizo leer por primera vez Las venas abiertas de América Latina de Galeano, esa amiga que está hoy en la otra punta del hemisferio, me sigue y acompaña a todos lados. Yo también la acompaño desde siempre, desde ayer, desde aquel lenguaje inventado en la pared compartida por nuestras casas de la infancia, en aquellos tiempos de balaceras y bombazos y desde aquella cama común hecha de asfalto e iluminada por la luz desangrada de la luna por culpa del terremoto cuando ambas vivíamos y crecíamos en San Salvador. Hoy, muy lejos de nuestras fiestas de cumpleaños, graduación o fines de año, llenas de risa y de baile y de familia, la familia que nos hicimos sus hermanos y mis hermanas sin compartir una sola gota de sangre, quizá porque nuestra sangre común se hizo de risa, regalándonos con ella la alegría que recorre nuestro cuerpo desde entonces

Gracias Ana por pasar, por leer y estar tantas veces, tantas horas, tantos años, siempre aquí, uniendo tres países que se aman aunque quizá, por cuestión de geografía, pareciera que nunca llegan a tocarse pero se tocan y se hermanan, como hoy:

DALTÓNICA

(A Roque Dalton)
Pulgarcito de poeta
que se escapa y me cosquilla,
tan alegre, tan sin silla,
tan de amores torrenciales,
tan sin fin.
Alegría de una tierra
que se quita las fronteras,
se desnuda las caderas,
las volcánicas centrales
de una luz.
Yo lo vi,
yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.
El año treinta y dos
él no vivía y yo lo vi
contando sus historias
de futuro, iba entre mil.
Yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.
Pobrecitos los poetas,
bendiciones son daltones,
donde hay huesos ven marrones
territorios prometidos
como un sol.
Tan bracito su poesía,
se levanta en los sensuales
laberintos marsupiales
y reparte polen rojo,
se abre en flor.
Yo lo vi,
yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.
Era el año dos mil,
ya él no vivía y yo lo vi.
La muerte equivocada lo llevó
y él anda aquí;
y yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.
Pulgarcito de poeta
que se escapa y me cosquilla,
tan alegre, tan sin silla,
tan de amores torrenciales,
tan sin fin.
Crece armado de esperanza,
desentierra lo perdido,
le hace un hijo de sonido
al silencio de ese pueblo
que es maestro de sus sueños.
Que se escapa y nos cosquilla,
tan sin miedo, tan sin silla,
tan amado, tan armado,
tan de todos, Salvador.
                          Daniel Viglietti



jueves, 14 de mayo de 2015

Como tú- Homenaje a Roque Dalton

Yo, como tú,
amo el amor, la vida, el dulce encanto
de las cosas, el paisaje
celeste de los días de enero.
También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.
Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.
Y que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.
                                   Roque Dalton

viernes, 8 de mayo de 2015

Escribo


Escribo para existir. Escribo lo que pienso para saber que es cierto, que algún día pensé, sentí e hice todo eso que me ha hecho ser. Escribo para no olvidar, para sentirme viva y con esperanza de que no me inventé lo que yo soy y lo que hice. Escribo para tocar el mundo y para atrapar los sueños. 
Escribo en total estado ausente. Escribo que te quiero y que me quisiste. Escribo no solo para evitar el naufragio sino para tocar el sol y minimizar esta verdad de que me haces falta.
Escribo así, desde mi, sin remitente...


Te escribo, Sergio

Te escribo, Sergio
desde la soledad
del mediodía asoleado y desnudo
mientras azota el viento
y estoy, gatunamente,
enrollada en la cama
donde anoche te quise y me quisiste
entre tiempos, sonrisas y misterios.
Va quedando lejano
el mundo que existía antes de conocerte
y va naciendo un nido de palabras y besos,
un nido tembloroso de miedo y esperanza
donde a veces me siento retozando entre trinos,
y otras veces me asusto,
abro los ojos y me quedo quieta,
pensando en este panal de miel
que estamos explorando,
como un hermoso, hipnotizante laberinto,
donde no hay piedritas blancas,
ni mágicos hilos
que nos enseñen el camino de regreso.

Gioconda Belli

viernes, 24 de abril de 2015

Paradoja

Quererte se me hace fácil
es dejar que transpiren los poros de la memoria
pulsión que fluye libre hasta su objeto
-mecanismo hormonal-

Decir -te quiero- es algo distinto
sugiere trucos de nemotecnia
amarrar los impulsos suicidas
mientras te paras en puntas frente al desfiladero.

Consumir anticonceptivos para soñar.

Quererte y decirlo es paradoja:
Es saber que no existo y que existas.
                                        
Alicia Salum

martes, 21 de abril de 2015

No

No se trata de renuncia
de olvido
o cariño que se acaba
camino al ritmo de mis pies
sin dañar mis alas
- No me apresures-
El tren siempre llega a la estación:
        Avanza



                                          Alicia Salum

domingo, 19 de abril de 2015

Mi padre me quiso

Mi padre me quiso
me lo dijeron todos
en todos lados
no estuvo en la guerra
ni en el terremoto
ni en los quince años
o en la graduación
tampoco cuando vine a verlo
- tenía mucho trabajo -
Cuando me mudé a su país
nunca vino a visitarme.
Mi padre me quiso
de eso no hay duda
pero ya saben
siempre se habla mejor
de un padre muerto
que de uno que abandona.

                                        Alicia Salum

sábado, 18 de abril de 2015

Dormir

Silla verde
cama blanca
silencio profundo
cansancio que avanza

Es tarde
tu ausencia/gastritis
murmulla en la ventana
mejor dormir y no pensar
no pensarme, no dolerte
olvidar y enterrarte
entre las sábanas
                   Alicia Salum

lunes, 23 de marzo de 2015

Alicia, el conejo y el reloj (Inspirado en el cuento de Lewis Carroll)

"Tendrás que esperar y conformarte,
o esperar solamente,
A lo peor hiciste mal negocio conmigo
A lo mejor acertaste para siempre."
Mario Benedetti



Conejo estaba ahí, asomado, frente al hoyo en el que cayó Alicia. La veía sin reconocerla, cayó sin fijarse y ahora estaba distinta, ahora era adulta y estaba con la ropa rota, sucia, cubierta de fango. 
El se asomó y ella gritaba:
-Auxilio, me caí.
Conejo se asomó, miró su reloj y dijo:
-Tengo prisa, no tengo tiempo, tengo prisa
Alicia decía:
-Conejo, soy yo, Alicia, la niña que te ha seguido fielmente y durante mucho tiempo
- pero tengo prisa, debo seguir, luego nos vemos.- Gritó Conejo.
- ¿Y cómo salgo? Necesito magia para salir.
- Es cierto. Pero la magia ya te la di. Ahora es tu tiempo, úsala.
Conejo se fue, mientras decía:
-No tengo tiempo, llevo prisa, mucha prisa. No tengo tiempo.

Alicia al principio, solo alcanzó a hacer una mueca. Hubiera querido estar en otra parte, hubiera quería colgar a Conejo. En ese momento lloró, lloró y lloró. Fue hasta mucho después, cuando ya no tenía mas lágrimas, que se dio cuenta que por culpa de sus lágrimas se hacía  más grande el fango. Entonces  sonrió y  se dijo:
- ¡ahhhh, está bien! Saldré por mi misma. Ocuparé la misma magia que Conejo me enseñó.
Alicia, que no hallaba la forma pero estaba dispuesta a todo con tal de salir de ahí, se comió un pequeño caracol que estaba ahí dentro. Al comerlo creció tanto que pudo salir del hoyo.
Ella corrió, se bañó en una casita abandonada que encontró en el camino y para mientras, al no saber qué hacer ni a dónde ir,  se puso a jugar cartas.
Ella no sabía dónde estaba, no sabía hacía donde dirigirse si seguir a Conejo. De pronto escuchó a lo lejos: tic tac, tic tac, tic tac.
- Ahí estás. - dijo Alicia poniéndose alegre
- Todavía te escucho. En algún lugar seguro nos encontraremos.-  se dijo Alicia  mientras caminaba por el bosque.  Susurraba mientras iba jugando y riendo, como aquella niña paseando curiosa por primera vez.
- Gracias por la magia querido Conejo. Gracias por  ese tic tac. Algún día volveremos a vernos, estoy segura que la historia no termina aquí...

domingo, 8 de marzo de 2015

¿Para qué sirven los hombres?

No se asusten, no pretendo hacer de este espacio una batalla contra los hombres pero sí una reflexión sobre las relaciones con ellos. Hace unos días, un profesor, se preguntaba en voz alta durante la clase, sobre para qué, a las mujeres de hoy, a estas mujeres empoderadas en pantalones, que tienen hijos o no los tienen, que tienen capacidad para utilizar la palabra y decidir el rumbo de las empresas en que trabajan y se las arreglan de cualquier manera para sacar su casa adelante. A estas mujeres que tienen las puertas abiertas de las universidades y de la corte y del estado ¿Para qué les sirven los hombres? ¿Cuál es el espacio que le queda a los hombres que no tienen un día propio para celebrar su ser hombre, que no pueden sentarse de manera preferente en los autobuses, que no pueden escoger los vagones delanteros del metro, que no cuentan con una figura jurídica equivalente a "feminicidio" pero que también sufren, sin que tenga nombre propio la violencia de género,  y que no son festejados en las escuelas el día del padre de la misma manera que la madre ¿ para qué sirven las muchas actividades que realizan tanto fuera como dentro del hogar? ¿qué pasa con ellos? ¿Cuál es el nuevo papel de esos hombres?  ¿se sienten marginados, quizá olvidados por esa nueva mujer o por la sociedad?
Confieso que me dio ternura y quise abrazarlo. No fue la ternura la única reacción, en algún punto del salón se oyeron burlas femeninas de "pobrecito, es una víctima de su mujer" todos bromeamos y platicamos del tema,  pero las nuevas mujeres y los nuevos hombres debemos darnos cuenta del peligro que encierra no encarar lo que pasa con el otro cuando uno de los dos realiza cambios ¿cómo ayudamos las mujeres de ahora, las que estamos en la universidad o en la empresa, o incluso en la casa con claridad del por qué estamos ahí?, ¿Cómo ayudamos a los hombres a tomar un lugar propio y legítimo en el cambio para una conciencia de género incluyente?.
No hablo por todas las mujeres por supuesto, ni por todos los hombres. No hablo desde mi ingenuidad como mujer de clase media. El mayor porcentaje de las mujeres del mundo no sabrían de qué tipo de mujer estoy hablando, mucho menos de reconocer un  "hombre víctima" de este nuevo tipo de mujer. El mundo sigue siendo tendencia machista y la mujer aún es percibida como un objeto, una costilla en función de un hombre que le brinde, y le permita desde su hombría, su identidad de mujer.
No. Hablo desde una minoría a la que puedo decir que pertenezco, que pertenecemos muchas mujeres que me rodean.  Hablo desde el síntoma social por no sabernos hombres y mujeres libres, en comunión con nuestro entorno y desde esta ahí considerarnos hombre o mujer. Las mujeres andamos conquistando nuestro propio mundo y está perfecto, pero a veces queremos las ventajas que nos daba el mundo anterior o simplemente los reproducimos en espejo, insisto, a manera de conquista, arrasando y quizá olvidándonos de las preguntas ¿qué pasa con el otro? ¿para qué tengo una pareja? ¿Cómo yo, mujer de los nuevos tiempos, excluyo o discrimino a mi pareja? ¿Cómo permito que lo discrimine o etiquete la sociedad? Es complicada la respuesta, imposible de proporcionarla en un solo momento o en un solo documento y por una sola mujer que sigue buscando el derecho a saberse mujer libre, no libre de otros que si lo soy, sino libre de sí misma y de sus miedos y  su propia necesidad de saberse mujer y buscar en lo personal lo que significa serlo.
Lo que rescato aquí  es la escucha de la pregunta, de saber el riesgo que corremos de solo voltear la tortilla y no haber aprendido nada. De alzarnos con nuestra bandera feminista y dejar fuera a los hombres, como ellos nos dejaron fuera durante tanto tiempo, en esta historia que tampoco ahora se acaba.

¿Para qué sirven los hombres de estas mujeres? Para nada, estoy segura. Las nuevas mujeres necesitan hombres no para que les sirvan, sino para que crezcan y se sientan hombres con ellas. Hombres y mujeres sabiéndose hombres y mujeres que no necesitan que haga algo el otro para ser. 

A una doctora en ciencias políticas,  su padre le dijo un día " tu no necesitas un hombre que te mantenga, tu necesitas a un hombre que se mantenga solo". De eso se trata, no queremos hombres que nos mantengan, que nos abran la puerta, que sientan que nos salvaron de no ser, que nos protegieron y nos dieron su nombre, que registraron con su apellido a nuestros hijos. Necesitamos hombres que, al igual que nosotras, conquisten sus propios mundos, sus propios miedos, sus propios fantasmas como este de ¿para qué sirven? Que no dependan del espacio que estas nuevas mujeres les queramos dar. Si bien, el espacio no se los debemos usurpar nosotras, ustedes, queridos y maravillosos hombres que nos acompañan, son ustedes los que deberán hacer legítimo su propio espacio. Bienvenidos a las preguntas auténticas de ¿para qué sirven y para qué les servimos? No me lo tomen a mal, pero no nos servimos o no debiéramos servirnos mutuamente para nada. Solo se trata de acompañarnos y vernos y creernos y desarrollarnos mutuamente..
La pregunta del profe me recordó otra que hizo otro hombre en un poema. La pregunta de Mario Benedetti de ¿Y si dios fuera mujer? Agradezco a Benedetti sus cumplidos, pero estoy segura ante las circunstancias que no. No estamos listos hombre y mujeres para definirle un género a Dios. No necesitamos que Dios sea mujer:


¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.
Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.
Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.
Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.
Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.
                
                                Mario Benedetti

miércoles, 21 de enero de 2015

Destino


El destino no existe. Lo que existe o no, lo construimos y destruimos nosotros mismos, Ayudan un poco el tiempo, las circunstancias, la vulnerabilidad en que nos encontremos y las ansias locas por comprobarnos ese no sé qué, que se traduce en desafío ante aquello que tememos o que no sabemos asumir de otra manera.

El destino no existe. Somos nosotros. Un mundo interno o externo muy distinto a lo que queríamos. El destino, aquellos que  llamamos futuro, el presente que se convierte en destino, van de la mano con uno. Cada quien sabe si su destino-presente-futuro lo hizo o no maravilloso y si el recorrido y el aprender a vivir ha valido la pena. 

El destino no existe, solo existe construir o destruir aquello que amamos con el único instrumento posible: nosotros.

Destino

                       Rosario Castellanos

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es anima de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.

El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos