martes, 19 de julio de 2011

Azul


Amo tus ojos
faroles milagrosos que invitan a seguir
Amo tu risa
sonido de pájaro en madrugada que obliga a sonreir
Y amo el azul que de mi boca emana

con tan solo pronunciar tu nombre.

miércoles, 13 de julio de 2011

Para Aixa

De una flor nacen los frutos pero para explicar el nacimiento de un hada solo hay un origen, una flor alada.

Un buen día, a Alada le avisó su cuerpo que había sido fecundada y su mundo se partió en dos, en un antes, donde el volar era libre y siempre  a la expectativa de arribar a mundos nuevos, y un después, un volar con nuevo sentido, podándose ella misma las alitas para ver a su hada crecer.

Han pasado once años desde entonces y las alas de Alada han crecido otro poco, es decir, ya no las siente cortas, ya es posible volver a volar, solo es cuestión de querer hacerlo siempre que ese volar  la dirija a un nuevo sueño, pero por hoy, el sueño de Alada sigue siendo el mismo, disfrutar de sus hadas cuando empiezan a volar, volar con ellas un buen trecho, volar, volar y dejarlas volar. Es difícil por cierto,  pero les aseguro que ha valido la pena detenerse y contemplar el espectáculo:


Se me ha escapado una hada entre los dedos
haciendo elegante giro de mariposa
Se trata de un hada pequeña, frágil
con pies de azúcar, cuerpo de espiga
y pétalos de rosa.

Se me ha escapado
No supe cómo entre los dedos
contemplo su vuelo cada vez más lejos.
Antes de irse
ha cubierto con su polvo mis entrañas
ha dejado sus canciones susurrándome al oído
se me ha escapado en un sueño
y aunque en él la suelto, también la guío
para que sea fuerte
para que sea libre
para que sea siempre perla de río.

Se eleva en el aire con volátil sonrisa
con alitas aterciopeladas provistas de armaduras.
Yo le digo, con el vaivén del viento:
"Vuela alto hada mía
abrígate en el arcoíris
despliega tus sueños sobre la tierra
riega de esperanzas el suelo que tu pisas
despista a la tristeza que te ronda
deslízate en la brisa
aférrate a las nubes
aligera tu paso
no intentes ir de prisa
el mundo de las hadas suele ser muy corto
disfruta
agita siempre tus alitas
cubre de magia todo lo que tocas
cúbrelo de amor y de caricias."

Se me ha escapado un hada entre los dedos
Es un hada fuerte, de color añil y valiente sonrisa

lunes, 4 de julio de 2011

Poesía histérica o poesía del dolor. Parte I

Sigmund Freud fue, por así decirlo, el primero en atender el grito histérico de la mujer que calla.  Se dignó a escuchar a las mujeres que  anudan en el cuerpo  mediante el síntoma,  el reclamo de no saber cómo ser, no saber cómo sentir, ni cómo ser escuchadas.
Pero la histeria no es cosa de mujeres, no hay un solo género cuando se trata de fantasmas. La histeria que estudió Freud ha trascendido la erotización del cuerpo femenino para reclamar desde otros espacios al Otro de su fantasma.
Así como la histérica entra en crisis, quizá también hay escritores en crisis y en lugar del cuerpo erotizan la palabra, juegan con ella, lloran con ella y la hacen víctima de su propio miedo, de su sofocante angustia, de demostrarse continuamente que la única respuesta capaz de  recibir del Otro, es  la ausencia de palabras, la imposibilidad de mantener el deseo y rescatar una mirada. Así, sin querer, logran mantener la frustración anhelada. La histeria es de alguna forma, repetirse en el miedo, identificarse en el dolor, identificarse con la falta:

A propósito de silencios

Siempre me ha asustado tu silencio
Cómodamente instalado en mi costumbre
Tu silencio no se arriesga
No adopta los errores
No reclama sacrificios
No me llama, no me exige pruebas
Me deja ir, venir, caer
levantarme, desaparecer
En tu silencio caben todas mis preguntas
¿Y si nunca vuelvo?
¿Y si mis manos no eran necesarias?
¿Y si no eran mis ojos?
¿Y si el ruido no reclama mi silencio?
¿Y si el festejo es ajeno a mi existencia?
¿Y si no entendí?
¿Y si me esperaba?
¿Y si me dejó libre para que volviera?
¿Y si no lo hice?
¿Y si era llamada de auxilio ahogándose en la espera?
Solo queda tu silencio
el calzado justo de este miedo
el espanto para mi sueño
o para posponer la retirada.
Tu silencio es libre,
No se sujeta a ningún riesgo
Es un pájaro negro en mi ventana
sordo, mudo, inmune a mi pregunta:
¿Y si era yo?

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Me estoy cayendo en pedacitos
Si alcanzo, podré barrerme de a poquitos.
Echaré agua para que no se note, para limpiarme toda
Para parecer linda, la que la mente atesora.
Lo malo, es que no me encuentro una parte
se me perdió quien sabe dónde, el tiempo la fue cortando
se la llevó el viento y quedó esparcida
En más de 3 mil kilómetros a la redonda.

Me estoy cayendo en pedacitos
pero no se aflija, no se me nota.