jueves, 9 de mayo de 2019

Si no seremos amor

Si no seremos 
amor
seamos nube 
viento
aguacero
verano tropical


Si no seremos 
amor
seamos fuego
bengalas de humo
instantes de luz estelar


Pero si no fueramos 
amor
y tampoco nube 
aguacero 
fuego 
ni milagro tintineante
en el espacio


Si no nos fuera posible
amor
más que ser hielo
seamos cubos pequeños 
de colores

Un caleidoscopio 
en vaso de cristal
dónde un día 
han de nacer
todos los arcoíris


Alicia Salum

lunes, 15 de abril de 2019

Notre Dame


Despídete de los sueños
de las gárgolas y los vitrales
de la corona de espinas
de la edad media afuera de los libros
de mirar al cielo y encontrar sus  torres
de incluirla en tus destinos

Toda maravilla en la historia
tarde o temprano cae

Llora

Despídete de Notre Dame.

Alicia Salum

sábado, 6 de abril de 2019

Revelación

Sabemos que hemos encontrado un amigo
cuando descubrimos bondad en la mirada del otro
a quien le hemos revelado nuestra locura.

Se produce entonces una especie de magia
El milagro primigenio
de dejarnos tocar por el mundo
y soportar que duela

De mirarnos en el espejo
más libres de nosotros mismos
y menos rotos.

                         Alicia Salum




lunes, 11 de febrero de 2019

Sobran las palabras




En su contra dirán que no tenía talento, a favor, que su oreja continuaba en su lugar. 
A veces, a la poesía como a la vida, le sobran las palabras

Sobran las palabras

Por traidora decidí hoy,
martes 24 de junio,
asesinar algunas palabras.
Amistad queda condenada
a la hoguera, por hereje;
la horca conviene
a Amor por ilegible;
no estaría mal el garrote vil,
por apóstata, para Solidaridad;
la guillotina como el rayo,
debe fulminar a Fraternidad;
Libertad morirá
lentamente y con dolor;
la tortura es su destino;
Igualdad merece la horca
por ser prostituta
del peor burdel;
Esperanza ha muerto ya;
Fe padecerá la cámara de gas;
el suplicio de Tántalo, por inhumana,
se lo dejo a la palabra Dios.
Fusilaré sin piedad a Civilización
por su barbarie;
cicuta beberá Felicidad.
Queda la palabra Yo. Para esa,
por triste, por su atroz soledad,
decreto la peor de las penas:
vivirá conmigo hasta
el final.

María Mercedes Carranza