martes, 17 de mayo de 2011

Déjà vu

El tiempo siempre nos traiciona. Ese tic-tac permanente que recuerda nuestra marcha de manera constante sin cedernos pausas ni un poquito de piedad, ese que nos dice con abierto cinismo que nunca son las mismas flores las que vemos nacer en nuestros jardines, ese que recorre caminos sin pasaje de vuelta, ese  viejo duende que vino hoy para hacerle cosquillas al presente, a picarlo con sus filosas agujas que avanzan ininterrumpidamente siempre a la derecha y que solo hoy, traviesamente, se dispuso a girarlas hacia atrás.
Hoy me hizo sentar frente al mismo aparato de hace muchos años y me hizo sentir lo mismo que en esas noche sentía. Por eso hoy, sorpresivamente me sentí menos lejos, hoy caminé hacia atrás en distancia y en tiempo y disfruté un ambiente conocido aún cuando no lo veía, aunque no fuera de noche, aunque no fuera aquella casa, ni aquel país, ni aquellas poesías. Hoy recordé tantos sueños compartidos no por ser los mismos sino por conocer el sendero donde fueron construidos. Hoy imaginé a un par de muchachos en la RV intentando decir lo que usualmente no se podía. Hoy me supe escuchando. Hoy me supe nuevamente orgullosa y amiga.
Hoy supe que el tiempo no regresa nada, pero de vez en cuando, quizá cuando uno menos lo espera, nos regala poesía:
Tiempo sin tiempo (Mario Benedetti)

No hay comentarios: