miércoles, 7 de septiembre de 2011

Vuelo

¿Cómo hacer para conciliar sentimientos? ¿Cómo hacer al descubrir un día que  alguien ama a alguien y que al otro día ese amor se vaya lejos? ¿Cómo saber que se ama y que en ese amar feliz también se pierde?¿Cómo hacer para olvidar los golpes y aprender de las caidas? ¿Cómo creer en alguien que se dice honesto y luego ver que es capaz de vender la supuesta honestidad por ganar un poco más de dinero? ¿Cómo decirle al alguien  a quien uno quiere "no tengo tiempo" y saber ante todo que el cariño sigue, que ya habrá otro momento? ¿Cómo crecer en un país en guerra y aún así creer en la alegría y las ganas de vivir y reir y hermanarse de sus habitantes?¿Cómo vivir, por el contrario, en un país "de paz" que practica diariamente el "que no tranza no avanza"? ¿Cómo mantener el lazo social más alla de la violencia cotidiana? ¿Cómo mantener la fe y no dejarse atrapar por la desesperanza? Cómo hacer, no lo sé, solo quiero creer que pude hacerlo y que otra vez podré lograrlo y podremos lograrlo todos. Hoy quiero dormir sin pensar, abrazada a mi  perseverancia.... volando, volando, siempre volando,  aunque pueda caer otra vez....

VUELO

Sólo quien ama vuela. Pero, ¿quién ama tanto
que sea como el pájaro más leve y fugitivo?
Hundiendo va este odio reinante todo cuanto
quisiera remontarse directamente vivo.

Amar ... Pero, ¿quién ama? Volar ... Pero, ¿quién vuela?
Conquistaré el azul ávido de plumaje,
pero el amor, abajo siempre, se desconsuela
de no encontrar las alas que da cierto coraje.

Un ser ardiente, claro de deseos, alado,
quiso ascender, tener la libertad por nido.
Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.
Donde faltaban plumas puso valor y olvido.

Iba tan alto a veces, que le resplandecía
sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.
Ser que te confundiste con una alondra un día,
te desplomaste otro como el granizo grave.

Ya sabes que las vidas de los demás son losas
con que tapiarte: cárceles con que tragar la tuya.
Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.
A través de las rejas, libre la sangre afluya.

Triste instrumento alegre de vestir; apremiante
tubo de apetecer y respirar el fuego.
Espada devorada por el uso constante.
Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.

No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas
por estas galerías donde el aire es mi nudo.
Por más que te debatas en ascender, naufragas.
No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.

Los brazos no aletean. Son acaso una cola
que el corazón quisiera lanzar al firmamento.
La sangre se entristece de debatirse sola.
Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.

Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhala
un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve
como un élitro ronco de no poder ser ala.
El hombre yace. EL cielo se eleva. El aire mueve.

                                               Miguel Hernández

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