Sentada sobre la luna
en la esquina del olvido
tu recuerdo:
Luciérnaga infinita
que brillas en mi noche
y sacudes el espanto
en la cara de las horas
que giran atropelladas
entre agujas filosas
y tic tacs escandalosos
Lluvia fina entre las manos
que cura lo que toca
brazos
piernas
pechos
angustia diluida en tu sereno
ausencia desahuciada entre las gotas
rocío mañanero con olor a ti
La luna no se mueve
mientras te observo
al oído susurra cuentos
la ventana no abre
y sin embargo
ambas sabemos:
ahí estás tú