Escribo para existir. Escribo lo que pienso para saber que es cierto, que algún día pensé, sentí e hice todo eso que me ha hecho ser. Escribo para no olvidar, para sentirme viva y con esperanza de que no me inventé lo que yo soy y lo que hice. Escribo para tocar el mundo y para atrapar los sueños.
Escribo en total estado ausente. Escribo que te quiero y que me quisiste. Escribo no solo para evitar el naufragio sino para tocar el sol y minimizar esta verdad de que me haces falta.
Escribo así, desde mi, sin remitente...
Te escribo, Sergio
Te escribo, Sergio
desde la soledad
del mediodía asoleado y desnudo
mientras azota el viento
y estoy, gatunamente,
enrollada en la cama
donde anoche te quise y me quisiste
entre tiempos, sonrisas y misterios.
desde la soledad
del mediodía asoleado y desnudo
mientras azota el viento
y estoy, gatunamente,
enrollada en la cama
donde anoche te quise y me quisiste
entre tiempos, sonrisas y misterios.
Va quedando lejano
el mundo que existía antes de conocerte
y va naciendo un nido de palabras y besos,
un nido tembloroso de miedo y esperanza
donde a veces me siento retozando entre trinos,
y otras veces me asusto,
abro los ojos y me quedo quieta,
pensando en este panal de miel
que estamos explorando,
como un hermoso, hipnotizante laberinto,
donde no hay piedritas blancas,
ni mágicos hilos
que nos enseñen el camino de regreso.
el mundo que existía antes de conocerte
y va naciendo un nido de palabras y besos,
un nido tembloroso de miedo y esperanza
donde a veces me siento retozando entre trinos,
y otras veces me asusto,
abro los ojos y me quedo quieta,
pensando en este panal de miel
que estamos explorando,
como un hermoso, hipnotizante laberinto,
donde no hay piedritas blancas,
ni mágicos hilos
que nos enseñen el camino de regreso.
Gioconda Belli
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