lunes, 23 de marzo de 2015

Alicia, el conejo y el reloj (Inspirado en el cuento de Lewis Carroll)

"Tendrás que esperar y conformarte,
o esperar solamente,
A lo peor hiciste mal negocio conmigo
A lo mejor acertaste para siempre."
Mario Benedetti



Conejo estaba ahí, asomado, frente al hoyo en el que cayó Alicia. La veía sin reconocerla, cayó sin fijarse y ahora estaba distinta, ahora era adulta y estaba con la ropa rota, sucia, cubierta de fango. 
El se asomó y ella gritaba:
-Auxilio, me caí.
Conejo se asomó, miró su reloj y dijo:
-Tengo prisa, no tengo tiempo, tengo prisa
Alicia decía:
-Conejo, soy yo, Alicia, la niña que te ha seguido fielmente y durante mucho tiempo
- pero tengo prisa, debo seguir, luego nos vemos.- Gritó Conejo.
- ¿Y cómo salgo? Necesito magia para salir.
- Es cierto. Pero la magia ya te la di. Ahora es tu tiempo, úsala.
Conejo se fue, mientras decía:
-No tengo tiempo, llevo prisa, mucha prisa. No tengo tiempo.

Alicia al principio, solo alcanzó a hacer una mueca. Hubiera querido estar en otra parte, hubiera quería colgar a Conejo. En ese momento lloró, lloró y lloró. Fue hasta mucho después, cuando ya no tenía mas lágrimas, que se dio cuenta que por culpa de sus lágrimas se hacía  más grande el fango. Entonces  sonrió y  se dijo:
- ¡ahhhh, está bien! Saldré por mi misma. Ocuparé la misma magia que Conejo me enseñó.
Alicia, que no hallaba la forma pero estaba dispuesta a todo con tal de salir de ahí, se comió un pequeño caracol que estaba ahí dentro. Al comerlo creció tanto que pudo salir del hoyo.
Ella corrió, se bañó en una casita abandonada que encontró en el camino y para mientras, al no saber qué hacer ni a dónde ir,  se puso a jugar cartas.
Ella no sabía dónde estaba, no sabía hacía donde dirigirse si seguir a Conejo. De pronto escuchó a lo lejos: tic tac, tic tac, tic tac.
- Ahí estás. - dijo Alicia poniéndose alegre
- Todavía te escucho. En algún lugar seguro nos encontraremos.-  se dijo Alicia  mientras caminaba por el bosque.  Susurraba mientras iba jugando y riendo, como aquella niña paseando curiosa por primera vez.
- Gracias por la magia querido Conejo. Gracias por  ese tic tac. Algún día volveremos a vernos, estoy segura que la historia no termina aquí...

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